Alguien dijo que la vida se debe afrontar de cara, pero yo creo que cabe ponerse de espaldas o de perfil.

Yo elijo el perfil, porque me parece polifacético. No es A o B, blanco o negro, yin o yang, eros o thanatos, nada de todo eso y todo eso a la vez.

El perfil es elegible, moldeable, concebible desde la individualidad, desde la más íntima pulsión vital, como imagen sincera, enmascarada o como simple imagen.

No hay una imagen auténtica que perdure para siempre. Los perfiles cambian, se adaptan a las circunstancias mundanas y juegan un papel simbólico de nuestra representación como personas en el “entre tanto” de la existencia.

Por mi parte, practico la condición humana como cualquiera, fijándome en las cosas, buscando esencias y procurando participar como voluntario en la persecución de utopías orientadas a la materialización del bien común.

Hay que estar presente porque cuando te ausentas no estás, y no hay juicio en la participación que se pueda fundamentar desde la ausencia.

Solo emito opinión cuando sé que estoy o soy, lo que viene a querer decir que siempre emito opinión, aun a riesgo de entrometerme en riñas o disputas de otros.

Amo la polémica y la dialéctica, la buena conversación, los libros, la música y la naturaleza.